Pedro vio por primera vez donde estaba el verdadero amor; su escopeta de caza de dos cañones se apoyaba en un rincón. La certeza del uno para el otro, y esa atracción era tan dulce que por fin se miraron reposadamente los dos se miraron a los ojos los dos y ella habló y todo se acabó.
Un alud en pleno septiembre te ha inundado y tú notas en el vientre como un alud en pleno septiembre te ha inundado y tú notas en el vientre como un dolor, un viejo dolor.
Una flor de septiembre, te tropiezas con ese olor y la muela del juicio brota en el fondo de tu alma como un dolor.
Un alud entra por tu ventana sin avisar y tú no puedes cerrarla y entra así la luz, brilla tanto la nieve blanca aquí y tú tan cegado que no puedes ver nada más.