Por la esquina del viejo barrio lo vi pasar con el tumbao' que tienen los guapos al caminar, las manos siempre en los bolsillos de su gabán pa' que no sepan en cuál de ellas lleva el puñal.
Como a tres cuadras de aquella esquina una mujer va recorriendo la acera entera por quinta vez, y en un zaguán entra y se da un trago para olvidar que el dĂa está flojo y no hay clientes pa' trabajar.
Un carro pasa muy despacito por la avenida no tiene marcas pero todos saben ques' policĂa uhm. Pedro Navaja las manos siempre dentro 'el gabán, mira y sonrĂe y el diente de oro vuelve a brillar.
Mientras camina pasa la vista de esquina a esquina, no se ve un alma está desierta toda la avenida, cuando de pronto esa mujer sale del zaguán, y Pedro Navaja aprieta un puño dentro 'el gabán.
Mientras camina del viejo abrigo saca un revolver, esa mujer, y va a guardarlo en su cartera pa' que no estorbe, un treinta y ocho Smith & Wesson del especial que carga encima pa' que la libre de todo mal.
Y Pedro Navaja puñal en mano le fue pa' encima, el diente de oro iba alumbrando toa' la avenida, ¡quizo facil!, mientras reĂa el puñal le hundĂa sin compasiĂłn, cuando de pronto sonĂł un disparo como un cañón, y Pedro Navaja cayĂł en la acera mientras veĂa, a la mujer, que revolver en mano y de muerte herida ahĂ le decĂa: "Yo que pensaba 'hoy no es mi dĂa estoy salada, pero Pedro Navaja tu estas peor, no estas en na' "
Y creanme gente que aunque hubo ruido nadie salió, no hubo curiosos, no hubo preguntas nadie lloró, Sólo un borracho con los dos cuerpos se tropezó, Cogió el revolver, el puñal, los pesos y se marchó, Y tropezando se fue cantando desafinao' El coro que aquà les traje y da el mensaje de mi canción.
"La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida" ay Dios... PedrĂł Navaja matĂłn de esquina quien a hierro mata, a hierro termina
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios... Valiente pescador, para el anzuelo que tiraste, en vez de una sardina, un tiburĂłn enganchaste.
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios... Ocho millones de historias tiene la ciudad de Nueva York... Como decĂa mi abuelita, el que de Ăşltimo rĂe, se rĂe mejor....