Saliendo del hospital, después de ver a mi mamá, luchando contra un cáncer que no se puede curar, ví pasar a una familia. Al frente iba un señor de edad, una doña, dos muchachas y varias personas más. De la mano del señor un hombre joven caminaba, cabizbajo y luciendo arrepentido. El era la causa de una discusión familiar, de la que nos enteramos al oir al señor gritar: "Aunque tú seas un ladrón, y aunque no tienes razón, tengo la obligación de socorrerte. Y por más drogas que uses, y por más que nos abuses, la familia y yo tenemos que atenderte.
Sólo quien tiene hijos entiende que el deber de un padre no acaba jamás. Que el amor de padre y madre no se cansa de entregar. Que deseamos para ustedes lo que nunca hemos tenido. Que a pesar de los problemas, familia es familia y cariño es cariño."
Los ví marcharse con su llanto, su laberinto enfrentando, en la buena y en la mala, juntos caminando. Y pensé mucho en mi familia, los quise tanto aquel momento que sentí que me ahogaba en sentimiento. Aquel muchacho y mi pobre madre: dos personas distintas, pero dos tragedias iguales.
Cuánto control y cuánto amor tiene que haber en una casa! Mucho control y mucho amor, para enfrentar a la desgracia.
Por más discusiones que haya dentro de tu casa, por más que creas que tu amor es causa perdida ten la seguridad de que ellos te queren, y que ese cariño dura toda la vida.
Cuánto control y cuánto amor tiene que haber en una casa! Mucho control y mucho amor, para enfrentar a la desgracia.
Mantén amor y con gracia enfrente la pena, combinando la esperanza y el sentimiento. Dando la espalda no se van los problemas, ni la impaciencia resuelve los sufrimientos.
Cuánto control y cuánto amor tiene que haber en una casa! Mucho control y mucho amor, para enfrentar a la desgracia.
Amor y control, amor y control, amor y control....
Compositor: Ruben Blades ECAD: Obra #15347977 Fonograma #11252532