Va por la calle puñados de noche en las alas prende un cigarro y piensa en Eugenia tal vez: su cuerpo desnudo, sus labios rendidos, su piel la tarde que juntos soñaron que juntos se amaron en un hotel.
Camina despacio, la luna reposa en las nubes mira a la gente son caras extrañas para él arroja ceniza su mente recorre París las calles que juntos rondaron la lluvia de radio que vio caer.
Él es como un lobo que abriga la noche los bares su cueva segura, cual debe ser es un solitario, se vive en esquinas cazando a su presa futura cual debe ser.
Llega al Infierno paga su entrada se sienta a la barra, comienza a beber un hombre se acerca, le ofrece una copa la música suena muy triste él dice que acepta, que quiere un cóctel.
Las horas se esconden debajo de un ebrio y nadie las busca, las dejan hacer él baila con uno y luego con otro alguien lo invita, lo incita de una botella lo invita a beber.
Detrás de una sombra, se ampara la muerte la muerte esa noche es el premio mayor. Mira a la gente, son caras extrañas para él sus cuerpos desnudos, los labios, los besos helados en su piel.