Esta noche vuelvo a percibir su olor, hoy el cielo oscurece para mí y allí crece perfecta. La puedes ver brillar a la luz de las estrellas en su jardín, el jardín de la duermevela. Es el jardín donde el alma sueña.
Ella se convierte en una obsesión, cada nervio se estremece en erección al sentir su dulce aliento en mi garganta y su cálida voz susurrar muy dentro de mí: -Ven, fóllame, ven a mí, soy la duermevela. Ven al jardín donde el alma sueña.-
¿No lo veis? Me ofrece su bendición y su amor de muerte. ¿No comprendéis que yo ya no soy yo cuando ella entra en mi sangre y me pone a morir? Buscadme allí, en el jardín de la duermevela.
El hombre gordo nos contaba cómo él salió de la miseria, pero un mal día lo encontraron electrocutado en su bañera de oro y marfil. Unos creen en la guerra, otros en el paraíso. Yo, por mi parte, sólo creo en ella. Buscadme allí, en el jardín de la duermevela, en el jardín de la flor perfecta.
¿No lo veis? Me ofrece su bendición y su amor de muerte. ¿No comprendéis que yo ya no soy yo cuando ella entra en mi sangre y me pone a morir? Buscadme allí, en el jardín de la duermevela.
En el jardin de la duermevela (en el jardín donde el alma sueña), en el jardín de la flor perfecta (en el jardín donde el cuerpo enferma), en el jardín de la duermevela.