Ya conocéis a Miss Carrusel, os presentaré ahora a otra mujer: Ojos de felino y un gran corazón en un mundo gobernado por el horror. Esquerita, le pusieron al nacer, pero todos la llamaban Baby Cat Face.
Toda la inmundicia de Nueva Orleans fue más de lo que pudo soportar. Grita una mañana: "He de huir de aquí, la miseria humana no conoce fin". Pero Baby, no te puedes esconder. Sabes que es inútil, Baby Cat Face.
Quiso apartarse del camino del mal. Hizo votos de silencio y castidad. Se unió al Templo de la Purificación de Los Bañados por la Sangre del Buen Dios. Lo dejó todo y se abrazó a la fe, y nació la hermana Baby Cat Face.
Nadie te avisó jamás de lo dura que puede ser la verdad. Una noche aciaga de sexo y alcohol, desoyendo los dictados del Señor, un hombre culigordo que leía a Verlaine la dejó preñada en un grasiento hotel. "¡Sucio putañero, me vengaré!", gritaba entre sollozos Baby Cat Face.
Aquel tipo aprendió cuando un bendito caimán entró en su cama y destrozó su yugular. Baby, ya vengada, pudo dar a luz a un bebé llamado Ángel de la Cruz que declamó en latín nada más nacer mientras agarraba el pulgar de Baby Cat Face.
Una voz le dijo: "Nada has de temer", y se arrojó al vacío desde una planta 10. ¿Quién la culpará por perder la razón entre tanto odio y depravación? Brillará una estrella y así sabréis que allí nos contempla Baby Cat Face.
No, nadie te avisó jamás de lo dura que puede ser la verdad.
No, Baby, no lo intentes comprender. No vale la pena.