Estar sentado en la piedra de la estabilidad, hace que alcance levemente la reflexiĂłn. Se hace espinoso el continuar, los dĂas suelen ser duros, nadie nos dijo jamás que soñar, era escalar nuevos muros.
Y tal vez, al final, no quede sitio por donde salir, cada vez más, es tan difĂcil vivir.
Pero por suerte te tengo a ti, fiel cayado al que me aferro, grato transformas el vil caminar, atravesando mi infierno.
Y otra vez, a empezar, prender la hoguera del amor sin más, Tropezar, encumbrar, la duda no pesará.
Y para siempre te quiero a ti, porque si faltas me hundo, cuando respiras te siento detrás. Sustentas todo mi mundo.
Cuantos aguaceros, se llevaron el camino. Quien iba a imaginar, que tras quedarme dormido, TendrĂa al despertar, nuevos caminos marcados, que esta vez, quizás nunca más, la suerte está de mi lado