He encontrado, debajo de mi almohada, un trozo de mi corazón, oscuro y ciego. He rebuscado por todos los rincones de mi habitación y no hallé nada. Y recorro nuevamente ese camino que conozco, pues, herido, acostubro a cada rato a atravesar. Y la presa del hastío se ha llenado, y en fango ha transformado, un cristalino manantial. Y aunque mi cama está llena, mi alma se sigue sintiendo tan vacía, ese hueco que nadie puede llenar. Y aunque fuerzo la sonrisa, ese llanto seco no puedo aguantar y me quema el pecho. Y se enrareció esa bocanada de aire fresco. Y se escapó el tren que inútilmente espero. Se apagó la luz que iluminaba falsamente en la direccion opuesta al despertar.. La desilusión se ha convertido, por costumbre, en compañera incansable y fiera. Mi fe resbaló en el hielo que se forma en las caricias que nadie desea. La mediocridad me demuestra que es todo tan confuso. Muda es la respuesta, y aunque estés aquí, eso no nos libra de la indiferencia. así que apaga la luz...Y cierra la puerta al marchar. Y mi cama estaba llena, y mi alma tan vacía, que podía oir el eco del lamento eterno. Y la soledad volverá a disputarse de nuevo ese lugar, que por un momento, tuvo que abandonar. Y me siento tan solo...