Mercaderes de libertad, protectores de la verdad, maquinaria que no,da cabida al perdón. Redactores de mezquindad,segadoras de la razón, empeñados en ver de otro color el sol.
Llegarán arrasando, y sin motivo, de lo humano y lo divino, forzarán la revisión. Y el rescolodo, de lo que antes fue camino, más o menos retorcido, dejarán como jirón.
Asesinos de inocencia, trovadores cantando al dolor, equivocados estáis al hablar, de la honradez y el honor. Asesinos de los sueños, que forjan a un corazón, amedrentáis los deseos de paz con fuego, miedo y horror.
Traficantes de soledad,portadores de sordidez, sois jinetes del mal, tĂteres del poder. Paladines de una moral, justifican ajusticiar, para solo obtener, oro y autoridad.
Dejareis a vuestros hijos un legado, desagrado y asolado, un deseo en un muñon. Ccohibidos en caricias y suspiros, formareis como bandidos, lo que pudo ser mejor.
Defendiendo vuestra idea de otro mundo, el humo de las hogueras cegará cualquier verdad. Y el hollĂn en los pulmones de los hombres, que el valor han escogido, no cesará de gritar.