Me sorprendí cuando te hallé como un dolor, sin palabras, la voz mareada de copas se me anudó en la garganta. Quise gritar, pero pa' qué si al fin yo estoy igual.
Sueños que gastamos conversando cuando nos hablábamos de amor. Horas que ya están en el olvido, sensación de haber perdido la esperanza en el adiós. Rabia de sabernos tan cambiados, miedo de gritar esta verdad. Somos dos fracasos que se amaron y partieron y olvidaron y hoy se miran asombrados de morder la realidad.
Vuelve otra vez a tu rincón que yo me voy con los años. Ya llueve plata en mis sienes y hay un dolor en tus manos. Pa' qué llorar todo el ayer si ya no puede ser.