Este tema trata del momento en que las legiones romanas entraron en la Península Ibérica y, en la mayoría de los casos, tras cruentas batallas consiguieron imponer lo que los romanos llamaban "El yugo de Roma" o "la paz romana". Habla del dolor que supuso aquella época, y de la gran olvido en que se sumió el pasado protohistórico de la Península Ibérica. No en vano, quien gana una guerra es quien escribe la historia.
Ha amanecido muy pronto, en lo alto de la montaña, y las mujeres y niños, se refugian en las casas, y los hombres bien armados, atraviesan las murallas, que a lo profundo del valle, llegó la legión romana.
Cuerpo con cuerpo enfrentados, frío hierro en las entrañas, sangre en las manos y odio en los ojos y en las caras, matan y mueren luchando, cada uno por su causa, los romanos por dinero, y los nuestros por su amada:
Crujen escudos y espadas al golpear de las falcatas, huyen algunos soldados ante el fragor de la batalla, pero ellos son diez a uno, y los músculos se cansan, se van cerrando en un vado, y la muerte les alcanza.
Gritos de angustia desgarran ahí arriba en la montaña, la historia de un pueblo ultrajada por soldados mercenarios, valor y cultura enterrados, bajo siglos de ignorancia, ha llegado el momento de alzar, nuestras voces proclamando: