La vi pintada, niña de grises con su vida triste tras la piel lunar.
Rara tristeza sintió mi alma al ver la pureza de sus ojos claros.
A su lado la vida se ha detenido, el tiempo mirándola está.
Pequeña figura que allí palpita su soledad.
Y esa mirada que dice tanto, con luz que recuerda un amanecer.
No quiero hallarla en mi sendero, no ansío siquiera soñar que ella existe.
Cuando la vida se torne vacío a mi alma esa niña temblando vendrá y me dirá, con palabras sin voz: “Nadie está solo, los hombres luchan, ve junto a ellos, aprende a vivir.”