Una vez frente al viejo Castillo que es papá de los niños del seis nos sentamos a oír cuentos de hadas, espadazos y brujas también.
Nos contó que una vez una reina su marido chambeaba de rey en un cuarto muy triste lloraba pues la luz le cortaron antier.
Como el rey era pobre ganaba treinta míseros pesos al mes, por supuesto que no le alcanzaba para darse una vida de rey.
Y la reina lloraba y lloraba con un perro pulguiento a sus pies y de pronto se aparece un hada que ha dejado a la reina de a seis. Como el hada era un hada moderna al perrito le echó DDT le prestó un paliacate a la reina y le dijo: -¿Por qué llora usted?
-¡Ay señora! yo lloro de pena porque es pobre, muy pobre mi rey, ni frijoles hay para la cena, sólo queda guisado de antier.
Pero el hada era muy comelona y se almuerza el guisado de buey y le vino un dolor por tragona salvadota que se ha dado el rey.
Ya la reina empeñó su corona la varita del hada también colorín colorado ¡qué cuento! yo por eso no quiero ser rey.