Se perdiĂł la magia de los momentos y con ella se borrĂł la lĂnea que marca el respeto. Y ahora fingimos con frases forzadas, sonrisas gastadas, falsas apariencias. Hoy al mirarnos a los ojos no sentimos nada.
Malgastaste mis razones para amarte, reforzando mis impulsos para odiarte y en, y en el medio de esta tempestad, que destroza con su rumbo a cada paso, todo aquello que un dĂa unieron nuestros lazos y que ensucia, con su lodo, nuestras manos.
Se dejó hablar al remordimiento y en el centro de este ego, la autoestima por los suelos. Que en reino de los cielos solo están los hombres buenos y en la tierra los humanos y hoy no vamos a culparnos. Ni soy sensata, ni tú eres sensato.
Malgastaste mis razones para amarte, reforzando mis impulsos para odiarte y en, y en el medio de esta tempestad, que destroza con su rumbo a cada paso, todo aquello que un dĂa unieron nuestros lazos y que ensucia, con su lodo, nuestras manos.
PerdĂłname si al decirnos adiĂłs, no son mis labios quien se pegan a tu boca. Y son dos tĂmpanos de hielo en tus mejillas. Tal vez hubiera sido mejor, para los dos, una mejor elecciĂłn o quizás jamás nunca encontrarnos
Malgastaste mis razones para amarte, reforzando mis impulsos para odiarte y en, y en el medio de esta tempestad, que destroza con su rumbo a cada paso, todo aquello que un dĂa unieron nuestros lazos y que ensucia, con su lodo, nuestras manos.
Malgastaste mis razones para amarte... Y en el medio de esta tempestad...