El rayo de luz de tu mirada me trajo la esperada, divina emoción... Y fue milagrosa llamarada que en mi alma atormentada prendió la ilusión.
Juanita, mi dulce Juanita, tus ojos hoy alumbran el blando camino, que ayer pobló de sombras un torvo destino. Y tú me revelaste el secreto de la vida en una dulce noche que nunca más se olvida. Juanita, mi dulce Juanita, abriste, ante mis ansias, senderos de luz y hoy siento la dicha infinita de ver reflorecer mi juventud.
Juanita, mi dulce Juanita, yo ceñiré en tu frente diademas de estrellas que robaré a las noches más puras y bellas... Yo te daré las trovas de mi alma apasionada y enguantaré de besos tus blancas manos de hada. Juanita, mi dulce Juanita, tu nombre venerado es hoy mi oración... Juanita, querida Juanita, es, para ti, un altar mi corazón.